
1974 - 11 de mayo - 2008
CARLOS MUGICA nace en medio de una familia perteneciente a los sectores altos acomodados, pero sin embargo, por medio de la Iglesia, comienza su preocupación por la causa social, y poco a poco entre las misiones a conventillos, la participación de grupos misioneros en diferentes puntos del interior del país, organizando grupos de jóvenes voluntarios, colaborando en el Equipo Intervillas; replantea las formas de compromiso con las que la Iglesia se concretizaba con los pobres. Así en el barrio Comunicaciones, hoy Villa 31, levanta un salón multiuso y luego la capilla “Cristo obrero”, donde ejerce su máxima actividad pastoral. Desde su lugar trató de revitalizar la doctrina cristiana, retomando sus valores originarios de compromiso social; dejando atrás las funciones paliativas, como la beneficencia; tratando de lograr y promocionar el compromiso con los sectores más empobrecidos de nuestro país para intentar que ocupen el lugar que la sociedad les niega.La Doctrina Cristiana había promovido la idea de asistencia social, siendo su fundamento “la salvación” por medio de las obras que los hombres realizan en vida y cuya acción se plasma en ayudar a los carenciados con bienes concretos (dinero, viviendas, vestimentas, alojamiento), pero Mugica comienza a creer que la lucha y el compromiso social debían complementarse con la lucha política. Así es que se inserta dentro de un proceso de politización tratando de traducir las experiencias sociales innovadoras, en un programa de apostolado social dirigido a los sectores populares. Mugica es parte de la corriente reformadora dentro de la Iglesia, la que proponía una innovación en materia litúrgica y por ende de la “Iglesia primitiva” verdaderamente del lado de los pobres. Todas estas ideas y prácticas terminan de concretarse en el Concilio de Medellín en el año 1968. Donde se constituye el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Sacerdotes que criticaban a las Iglesia, por su ausencia dentro del mundo contemporáneo, viviendo en un estado de aislamiento social, y proponían una posición política más radicalizada, cuestionado las estructuras conservadoras, denunciando al colonialismo y el imperialismo del dinero, proclamando la Iglesia de los pobres y denunciando la violencia estructural en las sociedades latinoamericanas. Este concilio intentaba romper con la lógica asistencialista, que había caracterizado un largo periodo donde dejaba atrás la visión social de las personas, y en cambio eran tomadas como objeto a las cuales había que ayudar o prestarles un servicio. Lógicas que aunque no se manifestaban explícitamente, reproducían la ideología dominante a través del control, que se llevaba acabo sobre lo cotidiano de las personas, generando así la dependencia de las mismas, y manipulándolas políticamente. Se trataba de revalorizar el rol del verdadero sacerdote y su compromiso social.La vida y entrega del Padre Carlos Mugica por su extrema pasión, su fe y sus convicciones por construir una historia distinta nos llama a recordarlo, hacer difundir su labor y buscar maneras para reivindicarlo y tomar la lucha por el pueblo, pero como lo hiciera él, junto a los más humildes. Por eso: “¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!”
La UES SUMÁ
CARLOS MUGICA nace en medio de una familia perteneciente a los sectores altos acomodados, pero sin embargo, por medio de la Iglesia, comienza su preocupación por la causa social, y poco a poco entre las misiones a conventillos, la participación de grupos misioneros en diferentes puntos del interior del país, organizando grupos de jóvenes voluntarios, colaborando en el Equipo Intervillas; replantea las formas de compromiso con las que la Iglesia se concretizaba con los pobres. Así en el barrio Comunicaciones, hoy Villa 31, levanta un salón multiuso y luego la capilla “Cristo obrero”, donde ejerce su máxima actividad pastoral. Desde su lugar trató de revitalizar la doctrina cristiana, retomando sus valores originarios de compromiso social; dejando atrás las funciones paliativas, como la beneficencia; tratando de lograr y promocionar el compromiso con los sectores más empobrecidos de nuestro país para intentar que ocupen el lugar que la sociedad les niega.La Doctrina Cristiana había promovido la idea de asistencia social, siendo su fundamento “la salvación” por medio de las obras que los hombres realizan en vida y cuya acción se plasma en ayudar a los carenciados con bienes concretos (dinero, viviendas, vestimentas, alojamiento), pero Mugica comienza a creer que la lucha y el compromiso social debían complementarse con la lucha política. Así es que se inserta dentro de un proceso de politización tratando de traducir las experiencias sociales innovadoras, en un programa de apostolado social dirigido a los sectores populares. Mugica es parte de la corriente reformadora dentro de la Iglesia, la que proponía una innovación en materia litúrgica y por ende de la “Iglesia primitiva” verdaderamente del lado de los pobres. Todas estas ideas y prácticas terminan de concretarse en el Concilio de Medellín en el año 1968. Donde se constituye el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Sacerdotes que criticaban a las Iglesia, por su ausencia dentro del mundo contemporáneo, viviendo en un estado de aislamiento social, y proponían una posición política más radicalizada, cuestionado las estructuras conservadoras, denunciando al colonialismo y el imperialismo del dinero, proclamando la Iglesia de los pobres y denunciando la violencia estructural en las sociedades latinoamericanas. Este concilio intentaba romper con la lógica asistencialista, que había caracterizado un largo periodo donde dejaba atrás la visión social de las personas, y en cambio eran tomadas como objeto a las cuales había que ayudar o prestarles un servicio. Lógicas que aunque no se manifestaban explícitamente, reproducían la ideología dominante a través del control, que se llevaba acabo sobre lo cotidiano de las personas, generando así la dependencia de las mismas, y manipulándolas políticamente. Se trataba de revalorizar el rol del verdadero sacerdote y su compromiso social.La vida y entrega del Padre Carlos Mugica por su extrema pasión, su fe y sus convicciones por construir una historia distinta nos llama a recordarlo, hacer difundir su labor y buscar maneras para reivindicarlo y tomar la lucha por el pueblo, pero como lo hiciera él, junto a los más humildes. Por eso: “¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!”
La UES SUMÁ
www.laues.org
MUNAP - Movimiento Universitario Nacional y Popular
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